Dicen los guineanos que en Bissau la primera lluvia es el 15 de mayo y la última el 2 de noviembre. De momento no se equivocan. El 15 de mayo por la noche cayó el primer chaparrón. A partir de entonces ha ido lloviendo cada vez más hasta las lluvias torrenciales de julio, agosto y septiembre. Luego se van espaciando hasta morir, el 2 de noviembre.
Algunos días por la ventana de mi estudio veo a las mujeres trabajando bajo la lluvia en la huerta de enfrente. Los que van andando de aquí para allá tampoco se inmutan. Algunos aprovechan el agua para lavarse. Se quitan la ropa, cogen una pastilla de jabón y salen al centro de la calle.
Camarón algo de guineano debe de tener además del nombre porque hace lo mismo. Cuando llueve sale al jardín y se queda en el centro mojándose y mirándonos a todos divertido.
Los niños, corren gritan y saltan encima de los charcos como hacíamos nosotros de pequeños de camino al colegio solo que aquí van en chanclas porque no tienen botas katiuscas. Los niños lo son en cualquier país...
Por las tardes me gusta salir al porche de detrás y recrearme en la contemplación de la lluvia. Nuestra casa está dentro de un manglar muy cerca del mar y cuando deja de llover se escuchan al otro lado del muro sonidos que evocan la selva. Es entonces cuando la naturaleza se impone con toda su fuerza. Ciertas noches, después de la lluvia hay invasión de hormigas voladoras. Las hay a cientos, tantas que se cuelan por debajo de las puertas. Durante la noche pierden las alas y por la mañana Malan barre los montones de alas que se acumulan por todas partes.
Cada día la ciudad se va empapando más y más y el agua va surcando las calles y socavándolas hasta hacerlas intransitables. La humedad se adueña de todo y el moho cubre la ropa de los armarios, los zapatos, las paredes, la comida…
Convivimos a diario con todo tipo de bichos. Un día encontré un sapo dentro del cajón del detergente de la lavadora. Otro, ví uno nadando en el agua del water. Ayer viendo una película apareció uno en el salón. Me levanté, lo saqué a la terraza de un puntapié y continué.
Con el final de las lluvias vendrán los grillos.
BMB
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