Jardín de nuestra casa en Bissau |
Ya de vuelta de las vacaciones, abrimos la casa y la preparamos para la estación seca: montamos los muebles del porche, desempolvamos las fundas de las almohadas, colgamos la hamaca, encalamos los muros, cortamos el cesped, podamos los ficus y las buganvillas, limpiamos los faroles, fregamos las ventanas... Este ir y venir de Malán y Pauleta con cepillos y cubos de agua me recuerda la primavera en el patio de mi abuela, cuando después de las heladas del invierno manchego, se preparaba la casa para el verano.
Según los guineanos, este año ha llovido poco. Mucho menos que otros años. A pesar de todo el jardín está precioso, exhuberante, a reventar de flores.
Me dice Pauleta que no guarde los paraguas, que aun tiene que llover un día más. Falta la última lluvia de la temporada, la lluvia fina, me dice, que lava las cruces de los difuntos en el cementerio la primera semana de noviembre por la fiesta de todos los santos.
Han sido nuestras últimas lluvias en Bissau. El año que viene, ya no estaremos.
BMB
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