jueves, 19 de mayo de 2011

Floresta de Cantanhez

Salimos de Bissau el sábado muy temprano. Tenemos por delante cinco largas horas de viaje. Tomamos la carretera de Bafatá y nos desviamos a la derecha en Banbadinga. Continuamos en dirección a Quebo hasta el cruce de Mampatá  donde tomamos a la izquierda la pista de tierra. El recorrido hasta la entrada del parque natural de Cantanhez es espectacular. Las pistas de tierra roja discurren al lado de varias tabankas tradicionales.  Sus amables pobladores nos saludan al pasar. Los niños corren tras los coches gritando ¡branco! ¡branco!.

En Guiledje, a 35 km del desvío, hacemos la primera parada  para visitar el Museo Histórico que fuera en su día base militar de los portugueses. Viejas armas, fotos descoloridas, desgastados uniformes y hasta el gorro de Amílcar Cabral conforman la colección de este pequeño museo.  La región fue escenario de importantes batallas en la guerra de la independencia y todavía pueden verse algunos vestigios de aquella lucha.

Restos de minas en Guiledje
Desde allí tomamos rumbo a Faro Sadjuma, un pequeño complejo turístico con tres cabañas, donde se imparten cursos de formación a jóvenes guineanos que serán en el  futuro guías ecoturísticos del parque. Las mujeres de la tabanka nos ofrecen un frugal refrigerio a base de fruta fresca, mancara y zumos naturales de cabacera, foroba, cajú y ondjo. En el siguiente tramo la pista se estrecha mucho. A cada paso se torna  más difícil  y espectacular. Imposible pasar de veinte por hora. Cuesta abrirse paso con el coche entre la vegetación. El paisaje es exuberante, salvaje. Las lianas golpean el capó. Tardamos casi tres horas en recorrer 80 kilómetros. 

Llegamos a Jemberem, la sede del parque,  cansados de tanto traqueteo y hambrientos pero contentos. Tras instalarnos en las cabañas, nos sirven el almuerzo: galinha da terra y calderada de cabrito con arroz y cuscus que nosotros, que venimos preparados, completamos con cerveza Mahou, chorizo, queso manchego y aceitunas. Por la tarde el guía nos lleva a ver los macacos. Nos cuenta que con un poco de suerte se pueden contemplar hasta seis especies diferentes. Sobre nuestras cabezas, saltan de una rama a otra sin perder el equilibrio gracias a su enorme cola. Hay vermelhos y pretos de cola blanca. Sentados en las ramas comen hojas y nos observan divertidos mientras tratamos de fotografiarlos.

Macaco vermelho
Por la tarde, visitamos la tabanka de Jemberem. Las calles están muy animadas. Mientras los hombres descansan y hablan de política en las puertas de sus casas, las mujeres trabajan. Algunas descascan las semillas de palma con el "valé". Lo intentamos pero no es nada fácil...




Visitamos las instalaciones de TV Massar, la televisión local de la tabanka.  También nos enseñan la emisora de radio, donde al momento nos hacen una entrevista que se emite en directo.

Sede de TV Massar
Emisora de radio local
Los niños de la tabanka corretean a nuestro alrededor. Les encanta verse en la pequeña pantalla de la camara. Se empujan unos a otros muertos de risa, para salir en la foto.


El domingo a las cinco de la mañana estamos en pie y preparados para ver los chimpazés. Recogemos al guía y dejamos los coches en el camino para adentrarnos en el mato, aun de noche. Vamos todos en silencio, en fila de uno. Saído, el guía, nos pide que nos quedemos muy quietos y guardemos silencio. En la oscuridad, rodeados de árboles, el sonido de las aves y los chimpanzés nos traslada a aquellas maravillosas películas de Tarzán... De repente, allí están, despertando al amanecer sobre las ramas de los árboles. Lentamente, nos acercamos un poco más. Escuchamos sus gritos muy muy cerca...

Desde allí salimos en dirección a la Mata de Canamina. Saído nos guía por un sendero para mostrarnos árboles centenarios. Algunos de ellos como el "Pau de Ferro", únicos en el país. Hay termiteros enormes por todas partes. Saído nos explica como saber si dentro está la hormiga reina o como gracias a las hormigas obreras el bosque se mantiene limpio.

Saído nos muestra un termitero
De vuelta a Bissau, paramos en una tabanka para comprar cestos de mimbre. Las mujeres extraen aceite de palma con una prensa artesanal. Orgullosas, nos explican todo el proceso mientras posan presumidas para la foto.

Mujeres fabricando aceite de palma
Seguidor del Barcelona
Hacemos una última parada para comprar cajú y tomamos el camino de vuelta a Bissau.

Un precioso viaje que no hay que perderse pero que dudo que repitamos...cinco horas en coche por pistas llenas de buracos nos dejan destrozados...

BMB

1 comentario:

  1. Muy bonito e interesante el relato, que nos descubre una región tan desconocida. Enhorabuena por tu blog. Saludos cordiales.

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